Uno de los desfiles más esperados durante la semana de la moda de Paris fue como siempre el desfile de CHANEL. Este año, Karl Lagerfeld creó como escenario La Brasserie Gabrielle para que enmarcara esta colección.
Se trato de uno de los mejores desfiles en donde se llevó a CHANEL de vuelta a los orígenes de la mítica Coco. El maquillaje y el peinado son piezas fundamentales para completar cada look y en este caso estuvieron elaborados cuidadosamente: esta colección trae claras alusiones a los años 60. El maquillaje resalto por unos ojos cargados al estilo Twiggy, delineados fuertemente en un estilo cat eye en tonos negros y azules.
Asimismo, con sombras de un tono azul grisáceo se creó el smoky eyes que alcanzaba casi todo el párpado y se usó una sombra en tonos marrones para marcar las cejas y hacerlas más anchas. El rostro muy hidratado, con la piel muy blanca y blush en tonos rosas complementaron los labios que destacaron en tono rosa muy suave, dejando el protagonismo del maquillaje a los ojos.
En cuanto al peinado, también estuvo presente el coqueteo de los años 60. El cabello partido a un lado, algunas veces solo, pero en su mayoría con una vincha de seda negra, que se convirtió en la gran protagonista del peinado. Esta vincha mantenía el cabello fuera del rostro permitiendo apreciar más el maquillaje y daba forma al recogido.
En esta pasarela se dijo adiós a las melenas sueltas y se opto por un elegante recogió muy acorde a la ropa. Para terminar el look la manicure estuvo en tonos rosa pálidos y beige. Un desfile cuidado hasta en el mínimo detalle y realzada con la nueva colección que lanza CHANEL a la luz del día a día.