Los soles de la Plaza Vendôme iluminaban el Teatro de Elsa. Este escenario imaginario -una insinuación a los teatros parisinos de 1930- presentó personajes que brillaban llenos de sensualidad. Una colección con estilo que imita la esencia de la vida cosmopolita apuntada a la mujer de hoy, versátil. Refleja la fantasía y extravagancia de Londres, la vida chic y cultural de París y lo barroco de Roma, con formas halagadoras que imitan la verticalidad de un rascacielos de Nueva York o la columna Vendôme.
Betrand Guyon tomó las riendas de la Maison Schiaparelli y nosotros volamos con el este nuevo comienzo para la casa.
Después de que Marco Zanini dejara su puesto como Director Creativo de la marca, Bertrand Guyon fue elegido como su reemplazo, a pesar de no ser muy conocido más allá de los ateliers de Alta Costura en París.
Sin embargo, la experiencia que Guyon acumuló de sus maestros (Hubert de Givenchy, John Galliano y Alexander McQueen, entre otros) probó ser más que suficiente para que éste asuma el cargo. Presentó el “Teatro de Elsa” y, si bien las referencias a la fundadora de la casa fueron claras, trajo nuevos elementos que permitieron refrescar y actualizar la pasarela.
Desde un principio, Elsa Schiaparelli creó un atractivo atrevido en la moda: líneas simples, siluetas verticales y una base en blanco y negro que definía la elegancia absoluta. Guyón construyó sobre esta base, logrando una fuerte combinación de feminidad con rigor.
El Director Creativo proyectó estas características que recuerdan a Lee Miller, modelo de Schiaparelli y participante activa del movimiento Surrealista —quién luego se convirtió en fotógrafa artística y durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó como fotoperiodista. Así, mando por la pasarela tweeds masculinos, tartán, culottes y sacos sobre trajes de gala que encuentran plena resonancia en este léxico restringido.
Tal auto-restricción es solo una faceta de la fuerza creativa de Schiaparelli. Rápidamente, el blanco y negro fueron alborotados cuando aparecío un shocking pink radiante. Schiaparelli abraza el color con pasión, desde sus tonos mas intesos hasta los pasteles y sutiles.
Lujosos materiales adornados con bordados vibrantes contrastaron con formas que son casi minimalistas. El savoir-faire de la Alta Costura evidenció su excelencia cuando se entreveró con la exuberancia de Leigh Bowery -artista de performance altamente influyente en el mundo de la moda y de los clubs en los 80’s.
La clásica sofisticación de una pieza de Alta Costura traduce perfectamente la relevancia y el deseo. La silueta de hombros de Schiaparelli es ligera y suavemente cuadrada. Una casaca biker en “rhodophane” aparenta casi ser líquida no podía faltar el distintivo trompe-l’oeil.
Los estampados también fueron inspirados en colaboradores de Elsa Bérard y Vertès y fueron pitnados a mano sobre organdí de seda o chiffon de seda. El Iris Schiaparelli brillaba tejido en un brocado dorado.
Un hermoso homenaje refrescado a Elsa Schiaparelli y su universo enriquecido con excelente técnica, nos dejó ansiosos por ver qué viene!
