Muchas veces los restauradores de la ciudad nos han sorprendido con un arte que parece haber nacido para los amantes de las novedades del diseño moderno y una pizca del pasado. Más allá del término vintage, el mercado de antigüedades de Surquillo se conoce como el mejor lugar para rescatar piezas de los años 50 o 60.
Es divertido enterrarse a uno mismo entre cajones y repisas mientras se abren espacios amontonados de verdaderas reliquias. Y es que muy al contrario de primeras impresiones, las piezas de estos callejones valen mucho más que simples baratijas.
Existen artículos de envidiable calidad como mesas de Cedro o también lámparas con adornos que hoy, ya no se ven. Hay también cuadros, arte, juguetes y vajilla. Es difícil explicar la sensación: vaya y vea usted mismo.
Los sábados en la tarde llegan novedades.
