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A raíz de la última muestra de Bruno Zeppilli, La Noche Oscura , está inspirada en el título del poema de San Juan de la Cruz, y en la reflexión de Sta. Teresa de Lisieux: “No veo que avancemos hacia la cumbre de la montaña, pues nuestro viaje se hace bajo tierra; pero, sin embargo, me parece que nos acercamos, sin saber cómo.”
Zeppilli queda encantado con la profundidad de la frase, y es que La Noche Oscura es más que un cuadro y una exhibición, es el hilo conductor en la obra de Bruno.
LSD: ¿Un comentario preliminar alrededor de todo esto?
BZ: Uno va descubriendo desde sus comienzos que su orientación va hacia el interior. No busco representar la realidad exterior, sino más bien lo que tiene que ver con una exploración del alma y de los aspectos más oscuros en ella.
LSD: ¿Qué haces cuando de pronto tienes en frente un lienzo en blanco y la fecha de una próxima exhibición?
BZ: Es difícil empezar en blanco, por eso pinto fondos, ensucio el lienzo y luego empiezo.
Pero antes de enfrentarse con ese fantasma, él ya fue reservando imágenes, referencias, personajes, que se convierten en seres enigmáticos reinterpretados en composiciones que representan emociones tan profundas como oscuras; donde el personaje cuenta una parte de la historia, y el complejo despliegue cromático del fondo cuentan la otra.
LSD: ¿Qué nos podrías decir sobre la última muestra, Guillermo Niño de Guzmán?
BZ: Lo que nos seduce es la capacidad del artista para sumergirnos en una atmósfera vaga y misteriosa, con resonancias oníricas, donde la pintura genera un efecto perturbador
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Es interesante entender el proceso del artista que empieza con aquel chico de dieciocho años que quería estudiar arte, encontrándose con reconocidos artistas que lo fueron guiando.
Grandes pintores y escultores como Cristina Gálvez, Anna Maccagno, Lika Mutal y la gran Tilsa Tsuchiya; haciendo que pintara a su lado por largo tiempo para aprender así las técnicas, como tradicionalmente lo hubieran hecho los grandes maestros de la historia del arte.
