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Llevada a cabo entre el 15 al 18 de Julio de todos los años, la fiesta Virgen del Carmen reúne turistas de distintas partes del mundo; por sus colores, por su alegría, por sus danzas, por el jolgorio y por la identidad y tradiciones que aún mantienen los pueblos andinos.
Más allá de la fiesta, el amor por la virgen del Carmen vive fervientemente entre sus participantes locales. Empezando el primer día de la celebración con un cegador y estruendoso estallido de fuegos artificiales, seguido por la entrada de comparsas alegres quienes cierran bailando esa noche para dar inicio al día 16 de Julio, en donde se empieza con una misa y con danzantes por las calles y plazas.
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En medio de vestuarios satinados, y una decoración pomposa llena de adornos, brillos, rosas y tejidos, la gran procesión de la virgencita del Carmen abre paso y desde los balcones se lanzan confetis y más personajes se encuentran celebrando.
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Quedan dos días más y el 17 de Julio la comparsa se enrumba hacia el cementerio para celebrar a los feligreses y danzarines que ya fallecieron pero que no por eso dejaran de ser parte de esta gran fiesta que acoge a todos. Finalmente el 18 se culmina con la llegada de la virgen al templo y se culmina la celebración con una bendición de la virgen a la población.
Una celebración de la que todo peruano debería ser parte al menos una vez.
