Muchas obras literarias han sido escritas con tinta y alcohol. Nos referimos a la conocida afición de los escritores por la bebida. Una botella o una copa puede ser el detonante de una serie de palabras, párrafos, hojas o libros. A nivel macro se puede hablar de los diferentes trastornos que los hombres de letras tienden a padecer, por ejemplo las manías y las colecciones extrañas. Acá nos interesa ahondar en los cocteles pues nos parece un sello característico de cada personaje que puede estar o no relacionado a su obra literaria.
Truman Capote
Solo el escritor estadounidense, conocido por Desayuno en Tiffany’s, podría confirmar si la mezcla de zumo de naranja y el vodka que producen “el destornillador” tuvieron alguna influencia en su creación literaria.
Charles Baudelaire
Es posible que la prohibición de absenta en algunos países produjera la inclinación del poeta francés, autor de Las flores del mal, hacia las bebidas preparadas con dicho aguardiente.
Roberto Bolaño
Tal vez el amor hacia el charro negro explica por qué dicho coctel, preparado con tequila y coca cola, aparece en algunas de las obras del escritor chileno conocido por Los detectives salvajes.
Ernest Hemingway
El aficionado a las corridas de toros y ganador del Premio Nobel de Literatura resume su pasión por la bebida en la siguiente frase: Mi Mojito en La Bodeguita, Mi Daiquiri en el Floridita.
Luis Buñuel
El Dry Martini, compuesto por Ginebra, vermut y aceitunas, acompañó a Buñuel durante sus films y sus noches de escritura.