El Grand Palais se transformó en un bosque hivernal. Un cielo azul calentado por un sol suave, árboles despojados por la temporada y un piso cubierto de hojas de Otoño componen un verano indio, como dice Karl Lagerfeld.
Una paleta de russets, rojos y anaranjados, musgo y verde pino, marrón corteza, estampados de follaje o anillos de madera gris, acompañan el icónico blanco y negro de la Casa.
Los detalles tan queridos por CHANEL le agregan un toque propio: trenzas en forma de rama, botones enjoyados cincelados con hojas, collares de perlas y vidrio en tonos pastel, collares y pulseras entrelazadas con cadenas y cuentas, pendientes de cabujón gráficos y colgantes.
El tweed, clásico, suave, deshilachado o tejido, se alterna con paño, tela de algodón, tejidos de punto suaves, pana y terciopelo.
Botines de muslo, botas y tacones de cuero dorado oxidado, guantes de cuero rosa sin dedos, brazaletes de imitación de piel incrustados de plumas y bufandas grandes de colores calientan esta silueta moderna y cómoda.
“Chanel, es la vida misma, ropa que tiene una posibilidad de vida”, agrega Karl Lagerfeld.
