Siempre se ha dicho que el verdadero amor no conoce distancias. Y es que a veces, lo que rompe las relaciones es lo mismo que las une: los pequeños detalles del día a día.
¿Cómo es posible que las relaciones a distancia funcionen luego de la cantidad de pequeñas cosas que se pierden en los kilómetros y kilómetros? Dicen quienes saben que la única manera de hacer que las cosas funcionen es si un futuro próximo está fehacientemente pactado.
Es decir, el único modo de mantener el viento en popa, es gestionar expectativas positivas al respecto al hacerlas certeras en un momento ideal que se halla cargado de ilusión.
Las posibilidades abundan en el mundo amoroso y no hay una manera de hacer las cosas bien, pero ambas partes suelen entender cuando es que vale la pena hacer un esfuerzo por entender que las circunstancias adversas son solo el presagio de cosas increíbles.
Después de todo, “desire is full of endless distances” y bajo esa premisa, podemos volcar a favor del deseo la cuenta regresiva para el re-encuentro.