Bali parece ser el lugar perfecto al que uno debe acudir para perderse y encontrarse. Esta pequeña isla en Indonesia logra contagiar su encanto atemporal, mientras va prolongando los minutos y las horas a su máxima elasticidad.
Quienes ahí habitan tienen la costumbre de despertarse muy temprano para aprovechar el día, pero toman una siesta obligada al caer la tarde, cuando el sol aún calienta con sus rayos más feroces. Los templos de la isla están siempre inundados de turistas, que sin querer coordinan sus propias creencias en una suerte de mística encantada; un fervor convocado al unísono de sus flashes y sonrisas.
La comida es siempre fresca y ofrece una gran variedad de mariscos combinados en platillos que compiten por su exotismo. Además de ser popular por sus deportes acuáticos y de aventura, Bali congrega una serie de actividades de relajo y meditación disponibles al caer la penumbra de la noche, mientras aún se divisa a los lejos la quietud de sus aguas.
No queda duda que Bali es una excelente opción para pisar Asia, en un esfuerzo por relajarse y despreocuparse, disfrutando de las cosas más triviales de la vida.