Cuando llegamos a un lugar especial, se puede sentir una energía particular que conecta con nosotros. Observamos con atención los detalles para captar su esencia y entender la historia que se esconde detrás de sus paredes. La Panadera es uno de esos locales que conecta con su clientela de inmediato por su servicio cercano y el cariño en cada uno de sus productos. Un espacio que vale la pena visitar para asegurar una sonrisa a cualquier hora del día.
Mucho antes de que se pongan de moda los insumos orgánicos y naturales, esta panadería, trabajaba hace varios años con pequeños productores del interior del país para crear productos saludables de manera artesanal. Empezaron con un pequeño espacio en Jirón Colina donde tomaban pedidos, para luego mudarse a unas cuadras en el Jirón Alfonso Ugarte. Un local acogedor para atender a sus clientes en un hermoso mostrador. Para elaborar sus panes utilizan granos andinos como la kiwicha, quinua, cañihua, chía (de preferencia orgánicos) así como el más puro cacao peruano. Y para asegurar el verdadero sabor de sus productos, no utilizan ningún tipo de conservante.
Esta tiendita barranquina no solo se dedica a hacer deliciosos panes con harinas de diferentes partes del Perú, también endulza los paladares de sus vecinos con postres únicos. Las galletas de chocolúcuma, las bolitas de castaña y los poemas se encuentran en su barra para un antojo dulce al paso. Los brownies veganos y los muffins de maracuyá, plátano y cacao son buenísimos para acompañar un té o café después de almuerzo. Pero además, tienen distintas opciones de desayunos y mucha buena onda desde temprano. Les advertimos, la felicidad después de probar cualquiera sus delicias, dura todo el día.
