Ayer, DIOR presentó su primera colección pre – otoño ante un público 1 400 personas en el reconocido estadio de sumo Kokugikan de Tokyo. “Nosotros creemos que Tokyo es un país central en el área de moda y lujo” dijo Sidney Toledano, el CEO de DIOR. La enorme fila de gente joven que se formó para el after party del evento es un claro ejemplo de cómo la marca influye en la vida de las personas de esta generación.
Si bien el show estuvo situado en japón, la temática no fue japonesa. Con nieve que caía desde el “cielo” la colección se trató de trajes que iban más allá que lo que uno usaría en una ocasión especial: desde vestiditos de coctel hasta vestidotes para el red carpet. “Traté de imaginarme una mujer que estuviese súper involucrada en el idioma DIOR”, explicó Raf Simons, diseñador creativo, “pero también en su jardín, con su novio en una moto, o con sus hijos al borde del mar, o hasta con sus perros”.
Hubo vestidos tejidos, otros super brillantes, abrigos de algodón plastificado (un efecto recontar cool), pantalones de boca ancha, vestidos cortos y largos, al igual que saquitos moldeando figuras. Además, se mostraron cafarenas en casi todos los looks, dándole a la pasarela un toque sensual y futurista. Los colores que predominaron fueron el negro y blanco pero la pasarela se avivó con los sequins plateados y el ocasional verde jardín y el naranja. El show fue espectacular; no solamente nos deslumbró con los modelos, materiales y con la elegancia en cada look, sino también con la presentación y el concepto en conjunto.