“La moda es una expresión de los tiempos. La elegancia es otra cosa.”
Horst P. Horst creó imágenes que trascendieron a la moda y al tiempo. Era un maestro de la luz, composición e ilusión atmosférica, que conjuró un mundo de sensual sofisticación. El astro que nació en Alemania en 1906 logró una extraordinaria carrera de 66 años, durante los cuales sus fotografías adornaron las páginas de Vogue y House and Garden, siempre firmadas bajo el pie de autor monosílabo: Horst.
Una figura internacional, Horst, quién se nacionalizó como Americano en 1943 y cambió su apellido de Bohrmann a Horst, trabajó principalmente en París y Nueva York. Más allá de los estudios de fotografía, su extraordinario rango de trabajo demostró su incansable curiosidad visual y eterno deseo por encontrar nuevos retos. La extensa colección de impresiones, dibujos, bitácoras, albumes de recortes y cartas que Horst preservó con tanto cuidado a lo largo de su vida, junto con los miles de archivos de Condé Nast, son la prueba de su virtuoso talento.
Después de estudiar diseño y carpintería en Hamburgo, llegó a París en 1930 para trabajar como aprendiz del reconocido arquitecto Le Corbusier, cuando la ciudad todavía era el centro indisputable de la Alta Costura. Ese mismo año, conoció a su mentor y pareja, el Baron George Hoyningen-Huene, quién le enseñó todo sobre la fotografía, arte que empezaba a eclipsar a las ilustraciones de moda en revistas, y lo introdujo al mundo creativo de París de los 30’s. Así, Horst conoció al Dr. Mehemed Agha, Director de Arte de Vogue y éste lo invitó a trabajar en la versión francesa de la publicación como fotógrafo.
La creación de una fotografía Horst era un proceso de colaboración, involucrando los talentos del fotógrafo y modelos, el director de arte, editor de moda, asistentes del studio y técnicos del set. En 1935, después de la abrupta partida Huene -empezó a trabajar con la revista rival, Harper’s Bazaar- Horst se convirtió en el fotógrafo principal de Vogue Francia y sus imágenes aparecían, además, en la versión Americana y Británica.
Entre sus proyectos, colaboró con la diseñadora, su amiga, Elsa Schiaparelli (creando efectos trompe l’oeil, entre muchas cosas) y con el artista Salvador Dalí. Compartían la fascinación por el surrealismo, un movimiento que exploraba maneras únicas de interpretar el mundo, volviéndose a sueños y al incosciente para buscar inspiración. Su trabajo más celebrado de ésta época -y uno de los más famosos de toda su carrera- es la foto Mainbocher Corset, sobre la que el mismo Main Bocher dijo: “tus fotografías son pura genialidad y deleitan mi alma… cada una es perfecta por sí misma”.
Además, tomó muchos retratos de aristócratas y actrices —quiénes solían modelar para él ya que en esa época la profesión de modelo recién surgía, hizo miles de fotos y bitácoras de sus increíbles viajes alrededor del mundo y de la naturaleza -realizó numerosos estudios de los patrones que encontraba en las plantas o la tierra, por ejemplo. Exploró temas como los desnudos y fue muy rápido en adaptarse a la fotografía en color, creando un nuevo vocabulario y las más impactantes fotos.
Por supuesto, Horst sabía lo que era vivir en estilo. Compró un terreno de 5 hectáreas en Long Island, donde construyó una casa con jardines diseñados -a la que describió como “todo lo que siempre soñé”. Allí, él y su nueva pareja, el diplomático británico Valentine Lawford, recibían constantemente invitados como Greta Garbo o Diana Vreeland.
La exitosa carrera de Horst lo posicionó a la altura de fotógrafos como Irving Penn y Richard Avedon y le mereció el respeto del mundo, desde Coco Chanel hasta el International Centre of Photography de Nueva York que le entregó el premio ‘Master of Photography’ en 1996.
Horst P. Horst falleció en Florida en 1999.